Hace tiempo ya había publicado una entrada con un Prunus domestica, un ciruelo, que estaba intentando formar a partir de un ejemplar obtenido del jardín, con muchos defectos, pero tenía el ánimo de disfrutar con su formación y de investigar sobre épocas de poda, defoliados y demás técnicas que empleamos. Por junio del año pasado esta era su estampa
A la izquierda del tronco se observa lo que se podría suponer un chupón. Realmente se trata de un brote que surgió muy cerca de las raíces y que decidí emplear para experimentar la técnica de enterrarlo para que enraizase y poder obtener así nuevas raíces para mejorar el nebari.
A fecha actual, ya es momento de comprobar si el brote ha enraizado. Su aspecto era el siguiente
Después de ir destapando su base con cuidado apreciamos la existencia de raíces, parece que en cantidad suficiente
Una vez cumplida su función, podamos la parte aérea
No quise refinar más el corte por el momento para no dañar las raicillas. Cuando estas engorden un poco más, y en el próximo transplante, será el momento propicio para retocar la raíz y realizar un corte en bisel que suponga una transición suave al introducirse en la tierra. Por ese motivo sólo es necesario un poco de pasta selladora y tapar de nuevo con sustrato
La imagen final del árbol
Y del nebari actual, que espero seguir mejorando
Entre sus muchos defectos, el corte de la parte superior, que tendré que tallar, y las dos ramas inferiores, situadas casi al mismo nivel. Una de ellas, la de la izquierda la mantuve para ayudar a la cicatrización de una herida en el tronco. En un futuro me plantearé podar o no podar...
También estoy dejando crecer libremente el ápice, para contribuir un poco a crear conicidad y cerrar la herida del corte del tronco, por eso la imagen completa es la siguiente
En un futuro no será un gran bonsái, pero me habrá dejado buenos momentos de diversión...