Corría el mes de julio del año pasado 2012 cuando en una de mis otrora frecuentes visitas a los viveros, compré una planta que me llamó la atención, tanto por su floración, su buen crecimiento y la forma de su tronco, como por el precio... todo hay que decirlo.
Se trataba de una abelia, y su aspecto cuando llegó a casa era el siguiente
La floración fue espectacular y muy duradera en el tiempo. Tuvo flores casi todo el resto del año, muchas...
A comienzos de este año, por mediados de febrero, me decidí a transplantarla, sobre todo para ver lo que había en un sustrato totalmente compacto y lleno de raíces.
Después de un buen rato de "lavado y peinado" el resultado no podía ser más desalentador, pues de una planta de un metro de altura me había quedado con apenas 20 centímetros, de los que realmente sólo me interesaba el arranque del tronco
Como no las tenía todas conmigo con el fuerte trabajo al que sometí a la abelia dejé unas ramas bastante largas para facilitar una nueva brotación. Lógicamente no iban a formar parte de un futuro diseño.
Al final la respuesta fue muy buena. Le costó, pero acabó brotando por muchos sitios con fuerza, de tal manera que incluso tuve que seleccionar muchos chupones durante toda la extraña primavera de este año. El día 1 de julio presentaba este aspecto
Como sólo me interesaba la parte inferior del tronco, y después de intentar alambrar y modelar esas ramas tan rectas, lo que resultó imposible porque son totalmente rígidas, me decidí a efectuar otra fuerte poda, quedándome tan sólo con lo necesario y alambrando los nuevos brotes, dejando la abelia "pelada"
Un mes después ha recuperado la buena brotación anterior, los brotes han ido engrosando y, aunque no es ni un proyecto, es otra especie con la que experimentar...