miércoles, 16 de mayo de 2012

Tronco de un viejo peral

Un viejo árbol sobrevive todavía en la huerta. Su tronco se partió hace muchos años, más de cincuenta, pero sigue cada año ofreciéndonos el regalo de sus pequeños frutos.

Se trata de una especie de Pyrus, llamado en esta tierra peruqueiro, y sus frutos perucos, pequeñas peras dulces y de muy buen sabor, antecedente de muchas de las variedades modernas. El árbol es pequeño, unos cuatro metros de alto, vencido por la edad y las heridas. Hace más de cincuenta años, quizá muchos más (mi abuela, con ochenta y seis, decía que siempre lo recordaba así), se rompió parte del tronco, pero sigue vivo, sano, y fructificando abundantemente cada año. Cerca de él se encontraba un cerezo centenario (de cerezas mariñás, como se denominaban aquí) que tristemente sucumbió con el Hortensia, allá por finales de los ochenta.


Este peruqueiro nos ofrece un buen modelo para trabajar el tronco de nuestros árboles











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