Como testimonio de aquellos tiempos casi olvidados, cuando comencé por primera vez a interesarme por el bonsái, todavía conservo algunos árboles, entre ellos dos pinos, un aligustre y tres ejemplares de Buxus sempervirens. Cuando recuperé la afición, hace cuatro o cinco años, comencé con ellos, aunque no tuvieran mucho futuro, pero era lo que había...
Uno de los ejemplares de boj procedía de un acodo natural (una rama que había enraizado en contacto con el suelo) recolectado hace unos veinticinco años. Al principio había intentado crear una ramificación primaria, pero los conocimientos eran escasos (y lo siguen siendo...).
La primera imagen que conservo data de agosto de 2007. Llevaba en la misma maceta "de diseño" más de diez años sin transplantar, pero no parecía en tan mal estado.
Un tiempo después lo transplanté y comencé a intentar formarlo, aplicando mis extensos conocimientos sobre el tema, jajaja... Así estaba a finales del 2009
La idea que tenía en mente era, principalmente, reducir la altura de este boj, aproximadamente por la rama trasera, aprovechando la posible brotación nueva que surgiese. Lamentablemente parece que, o bien el cultivo que le ofrecía no era el adecuado, o esta variedad no brotaba tan bien de la madera vieja, pues sólo un nuevo brote pude obtener en dos años, en que había intentado también bajar las ramas superiores (con escaso éxito).
Ese brote largo que se observa en la zona izquierda sería el que sustituiría a la parte superior del tronco. Un golpe de manguera desafortunado hizo que perdiese esa posibilidad, por lo que un mes después retornábamos a los orígenes
Como primer intento para obtener brotación nueva por el tronco decidí recortar "estilo seto", dejando el pobre boj totalmente pelado
No resultó. Como no había obtenido nada de lo que pretendía (ni que la rama que intentaba doblar permaneciese en posición), al año siguiente, el 2012, lo transplanté a una maceta amplia con mezcla de tierra de huerta y grava para que fuese tomando algo de vigor, pero tampoco obtuve gran cosa...
Ya cansado de experimentos, este año decidí transplantarlo a maceta de bonsái bien amplia para que desarrolle y brote si quiere y, si no... que no lo haga, pero por lo menos no tengo macetones en la terraza.
Lo primero, limpiar un poco la corteza, lo más destacado del ejemplar.
Un poco de cepillo, un poco de agua y a frotar, aunque no conviene emplear mucha fuerza para no desprender la corteza conseguida en tantos años de maceta.
Al final del transplante se pueden apreciar perfectamente todos los defectos que tiene el ejemplar, sobre todo en altura. Estos próximos años intentaré dedicarme al cultivo para obtener brotes nuevos con los que poder formar la copa más abajo. La maceta no es la más apropiada, pero para la función de favorecer el cultivo sirve.
En todo caso el nebari va teniendo una buena apariencia
Y el aspecto antiguo de la corteza continúa en la mayor parte de la ramificación
Al final el transplante no le sentó tan mal, y veinte días después el crecimiento ya era muy bueno. Veremos si sigue así y me ofrece brotes y crecimiento para poder hacer algo con él e intentar mejorarlo un poco después de un cuarto de siglo en maceta...