lunes, 26 de diciembre de 2011

Tiempo de programar, pensar y reflexionar

Este fin de semana tuvimos las primeras heladas del año, un invierno atípico por las temperaturas tan benignas que hacen que se produzcan situaciones como una nueva floración de los manzanos que tengo en la terraza


Con el frío que esperamos poco podemos hacer. No es un momento muy adecuado, hasta dentro de un mes o un par de meses, para efectuar tareas en los árboles, por lo que aprovecho, como todo el mundo, para "romper la cabeza", programando y planeando la primavera. Es decir, libreta y bolígrafo.


Normalmente lo que hago primero es recontar las macetas de que dispongo y las que van a quedar libres. Después pienso qué árbol quedaría bien en cada maceta, anoto lo que planeo para cada uno y las tareas que llevaré a cabo. Finalmente, cuando llega el momento, no hago caso a la libreta, o tengo otra idea repentina y así salen las cosas...

También es momento de volver a leer libros y revistas, repasar fotografías y técnicas... que al final de poco me sirve porque no me atrevo a llevarlas a la práctica. Pero disfrutar, disfruto, y mato el gusanillo este par de meses y no peligran los árboles por mi impaciencia.

Como propósito de enmienda, dedicaré parte del tiempo a los sustratos, para ir separando las granulometrías y tener un poco de trabajo adelantado (creo que es la única tarea que hago).

Este año que va a entrar desearía dar un giro. Creo que a todos nos ha llegado ese momento alguna vez, el momento de plantearnos lo que queremos de nuestra afición, y me parece que no es acumular árboles sin ningún tipo de futuro, excepto como planta ornamental. Veo que la mayor parte de los ejemplares que llevo cultivando algunos años, por mucho interés que ponga en ellos, no conseguirán pasar de simples "perejiles", por lo que es necesario desprenderse de la mayoría y comenzar otro tipo de selección, por lo que pueden llegar a ser, no por poseer más o menos ejemplares. Ya que nos suponen un gasto de dinero, de tiempo, de dedicación, por lo menos que nos ofrezcan la satisfacción de verlos evolucionar y mejorar, con lo que supongo también nuestra afición aumentará y no languidecerá, al no ver conseguidos muchos de nuestros objetivos.

Como una imagen vale más que las mil palabras de antes, pongo un ejemplo. Se trata de un albaricoquero, comprado en febrero de 2009 en un centro comercial como árbol de fruto y, encima, de oferta. Como se ve era un "palo", con unos brotes en la punta y unos 40 cm de altura.


En diciembre de es mismo año no había engrosado significativamente, pero las ramas principales estaban más o menos establecidas



En primavera se cubrió de flores, y todos los años me regala una magnífica floración. Lamentablemente no tengo fotografías. La última imagen es actual, con la inclinación que debería darle al transplantarlo y unos 45 cm de altura.


Mi pregunta es la siguiente: ¿por muchos años que pasen conseguiré algo con este árbol?. Creo que no. Por mucho que florezca seguirá siendo un palo sosteniendo unas ramas. Lo plantaré en el suelo de la huerta para que engorde y tenga fuerza y dentro de un tiempo pueda plantearme su educación en maceta. Mientras tanto, aprovecharé unos cuantos albaricoques, y quedará sitio para algún otro ejemplar en la terraza.


Un saludo y perdón por el rollo, es que estoy haciendo los típicos proyectos de Año Nuevo (esos que casi nunca se cumplen), je, je...






1 comentario:

  1. Así es como deben hacerse las cosas. Creo que andamos en caminos paralelos y muy cercanos. Veremos en qué o con qué acabamos, jeje.
    Un saludo y feliz año.

    ResponderEliminar