Había presentado hace tiempo un viejo plantón de Prunus domestica, aquí denominada ameixeira, al que tengo un cierto cariño por estar conmigo desde hace veinte años, aunque muy mal cuidado, como si se hallase en un medio verdaderamente hostil durante este tiempo.
Así había quedado antes y después del transplante de este año, en febrero
No conozco la variedad a que pertenece, pero desde luego su crecimiento es mucho más lento que el de otros ejemplares de Prunus domestica que tengo, y la hoja mucho más pequeña, aunque su vigor es bueno (incluso está comenzando una segunda y tímida brotación). Su estado estos días
A pesar de no ser gran cosa, me sigue gustando la vieja corteza, testimonio de las dos décadas que lleva aguantándome
El año que viene no transplantaré este árbol y, cuando lo haga, le devolveré una cierta inclinación, como en la primera fotografía, pues el movimiento es mejor. Mientras tanto, cuidados y paciencia, trabajar sin prisas, pues creo que en la carrera que mantenemos para intentar mejorar nuestros árboles, cualquier pequeño paso adelante debería constituir un logro y una satisfacción para nosotros.
Si señor! Me quedo con el corolario: cualquier logro es una satisfacción ;)
ResponderEliminar¿Te ha florecido ya?
Gracias Itxe. Tenemos que ir despacio, a veces por querer acelerar las cosas retrocedemos.
EliminarHace unos años, cuando estaba tan mal cuidada, tenía flores, pocas, pero tenía. Ahora que intento mimarla... na de na. La verdad es que no lo entiendo, pues debería florecer sin esfuerzo. Veremos este año que viene, no pierdo la esperanza.
Un saludo. César.