domingo, 25 de marzo de 2012

Un futuro suiseki: el Viejo Monje

Siempre que voy de vacaciones con la familia (sol, calorcito y playa, sobre todo) intento traerme alguna piedra de recuerdo, de tamaño pequeño, ya que entre libros (mi otra pasión), piedras y todo lo que se intenta meter en las maletas, cualquier día no podemos subir al avión.

Esta me la traje de la costa de Tarragona hace unos seis años. Desde aquel momento me dediqué a tratarla al sistema antiguo, manoseo y de vez en cuando una limpieza con un paño de algodón. Nada de aceites ni otros tratamientos. Creo que comienza a tener una pátina atractiva y, por su forma, me recuerda un viejo monje con su túnica encorvado por los años.

Cualquier día comenzaré a tallarle un daiza más o menos apropiado. Supongo que ganará mucho y ya podrá llamarse un suiseki.




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