domingo, 14 de mayo de 2017

Primer árbol que llevé a un taller: Pino de Monterrey (1ª parte)

Como ya dije en la entrada anterior, una de las mejores decisiones que tomé en relación con el bonsái fue acudir a los talleres semanales que se llevan a cabo en Bembibre, en la Kingii Bonsai School, punto de reunión de aficionados de toda Galicia para adquirir los materiales que necesitamos, macetas, árboles... y para aprender de grandes maestros, como Luis Vila y Alberto Baleato.

El primero que llevé a estos talleres fue también el más antiguo que conservo, de los primeros que planté, en los tiempos de Karate Kid, hace unos treinta años. También llevé una sierra, que poco a poco se ha convertido en seña de identidad de los talleres, y que se estrenó con el pobre arbolito... yo ya sabía que le sobraban cosas, pero no tantas...

Y rafia... mucha rafia...




El ejemplar en cuestión es un pino de Monterrey (Pinus radiata) que, como ya he dicho, planté hace más de treinta años, y que aguantó un montón de tiempo, en que había abandonado la afición, en una pequeña maceta, creciendo a duras penas y, sobre todo, formando una muy buena y vieja corteza. Las primeras imágenes que de él conservo deben datar de hace unos diez o doce años.







Creo que por el 2007 volví a recuperar las antiguas aficiones, y el pino llegó a la terraza en diciembre de 2010, ya trasplantado a otra maceta muy parecida a la anterior y alambrado con técnicas "nunca vistas"...



En 2012 cambió de maceta a otra que tampoco le pegaba nada, pero es que visto desde la perspectiva actual, no hay palabras... Así estaba en febrero



Y así en diciembre de 2012:




En junio de 2014 estaba pletórico de energías...




Y en septiembre, después de la limpieza de acículas, decidí cortar la primera rama, que no aportaba nada...




Más o menos con esa pinta llega a octubre de 2015, primer día del taller con Luis Vila. Como era de esperar, aunque no por aguardado fuese menos "doloroso", la sierra cumplió su función. Sobraba altura y alguna rama... tocaba cortar, mientras Luis Vila explicaba las razones de esa decisión.




Todo bien. Como yo pensaba, sobraba altura, y ya estaba visualizando el que sería el resultado final, con la colocación de las ramas que quedaban... Por un momento la tranquilidad se apoderó de mi espíritu, pero después de otras cuantas explicaciones y de poner la sierra en manos de Luis Vila... yo no creía que sobraran tantas ramas y que se pudiese hacer algo con lo que quedó... aquello de "menos es más" sonaba lejano y descabellado...



(Continuará...)




2 comentarios:

  1. Estoy convencido de que va por el buen camino. Soy un fanático del "menos es mas..." así que espero ver el final del pino.
    Un abrazo

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    1. En la siguiente entrada... Creo que va mejorando, a pesar de la especie de que se trata...
      Un abrazo.

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