Por los caminos de mi aldea... tardes de paseo

Coincidiendo con el final de las vacaciones y madurando las reflexiones que últimamente me hago sobre mi futuro en esta afición, he pensado en recuperar costumbres que tenía cuando era más joven, entre ellas el pasear por los montes y caminos de mi aldea, observando los árboles, el paisaje y volviendo a disfrutar de unas veredas que tenía un poco olvidadas.

 

La entrada de hoy es un poco larga, sobre todo en fotografías, pero con ella me despido... hasta la próxima semana, que sábado y domingo habrá que aparecer por el Congreso Gallego de Bembibre y, si no surgen incovenientes, disfrutar de las demostraciones, de la exposición y del mercadillo, por lo que promete ser un fin de semana intenso.

 

Aproveché el domingo, en que fuimos a comer con mis padres, para recordar esos años pasados en que me perdía tres o cuatro horas por los montes, sólo por el placer de pasear. El día comenzaba bien, con la posibilidad de ver y enseñar a mi hijo un insecto palo (Phasmatodea) de buen tamaño que había escogido una ventana como lugar de descanso

 

A la tarde me fui, armado con la cámara. Espero que os gusten los montes de mi aldea

 

 

Robles y más robles

 

Los siguientes ya son míos. Cualquier día vengo con las herramientas y los acodo para poner en maceta. Total, alguno sólo tiene más de un metro de diámetro

 

Este es de mis padres (es decir, casi mío también). Estoy investigando el lugar adecuado para acodar...

 

 

Madera seca en robles carballo

Detalle

Y me entretuve observando otras especies que me encontraba por el camino. Sobre todo algunos espinos (Crataegus), algunos relativamente jóvenes, pero interesantes

 



Algun espino muy bueno y con muchos años. El inicio del tronco debe tener unos 15-20 cm de diámetro

 

 

Y otros auténticamente espectaculares y muy, muy viejos. El de la fotografía que sigue es impresionante. No muy alto, no más de metro y medio o dos metros, los troncos ocupan otro tanto de ancho, siendo el principal de casi cincuenta centímetros de diámetro, aproximadamente. En otra ocasión me acercaré con ropa más apropiada (no en pantalón corto y zapatillas) para fotografiarlo en condiciones

 

Y de regalo final, para culminar el que me pareció un hermoso paseo, encontré algo que nunca había visto con anterioridad: un avispero... pero ¡qué avispero! Tan grande como mi cabeza (mi mujer me llama cabezón o cabezota, por lo que debe ser bastante grande... supongo) y de muy bonita factura

 

Realmente ha sido una satisfacción esta pequeña excursión, por lo que seguiré efectuando salidas periódicas por los alrededores de mi aldea y otras partes, que espero poder compartir con vosotros. Espero que la semana que viene pueda incluir algo de lo que promete ser un magnífico Congreso Gallego de Bonsái.