Se acabaron las vacaciones... pero sigo de fiesta

Volvemos al trabajo después de unos días de desconexión y recarga de pilas, con nuevos proyectos, nuevas ideas y con ganas de ir revisando todo lo que tenía atrasado, sobre todo vuestras publicaciones, que no tuve oportunidad de seguir con asiduidad.

 

Llegando nada mejor que ver desde el avión paisajes conocidos, como las estribaciones del Candán, límite de la comarca de Deza, y el verde de los campos y arboledas de Galicia

 

Tierras de Forcarei, al pie del Candán, y en el centro de la imagen inferior el núcleo de Acibeiro, con su monasterio

 

Retornamos de vacaciones con el toxo (tojo, aulaga) floreciendo...

 



Y tiempo también de amoras (frambuesas silvestres, que cubren todos los zarzales)

 

Hermoso tronco el de esta xesta, con unos 20 cm de diámetro cada una de las dos ramas principales (es la retama, del género Cytisus), sumamente extendida por estas tierras, con ejemplares muy desarrollados. Tengo ganas de probar su adaptación como bonsái.

 

Y, como decía en el título de la entrada, sigo de fiesta... en fiesta. Es el problema (o la suerte) de tener familia en varias aldeas. Esta vez le toca a la parroquia de San Miguel de Goiás, a un par de quilómetros de Lalín. Una vista de sus bellos parajes

 

 

La iglesia parroquial

 

La procesión, con un baile tradicional que llevan a cabo los jóvenes de la parroquia

 



Y, finalmente, la terraza con los árboles, en perfecto estado, mejor incluso que cuando me fui... Tengo que pagarle un plus a la encargada de regarlos y cuidarlos (mi suegra, a la que quiero como si fuese mi madre) que se lo ha merecido con creces.

 

 

En próximos días volveré a recuperar el trabajo con los árboles, después de un breve descanso... de las vacaciones y las fiestas.